INTRODUCCION
La apicultura es la actividad dedicada a la crianza de las abejas y a prestarles los cuidados necesarios con el objetivo de obtener y consumir los productos que son capaces de elaborar y recolectar, como la miel, el polen, el propóleos y la jalea real.
Hay constancia desde tiempos muy antiguos tanto de la presencia de las abejas como de la práctica de la apicultura, desde los egipcios que con las embarcaciones remontaban el Nilo y ya practicaban la apicultura transhumante, hasta los romanos y los griegos.
La apicultura moderna comienza prácticamente con la creación de la colmena de panales móviles, las hojas de cera estampada y los extractores mecánicos, alcanzando su apogeo en el siglo pasado, gracias a expertos e investigadores como Dadant y Langstroth entre otros. De todas formas los apicultores y científicos no dejan de preguntarse sobre la asombrosa evolución de estos himenópteros. La colmena es un claro símbolo del orden perfecto y de actividad infatigable, también de cooperación y de espíritu de sacrificio.
Por otra parte la apicultura es fundamental para la agricultura, gracias a la polinización cruzada de las plantas que son fecundadas por las abejas. Por la tanto vemos que la apicultura no se limita solo a los productos que se obtienen de la colmena, como la miel, polen, propóleos, jalea real y cera, sino que es también una de las bases de la agricultura.
Durante muchos siglos los apicultores gozaron de gran prestigio, las diferentes culturas desde el Antiguo Egipto valoraban esta ocupación, ya que proveía el único edulcorante, la miel, conocido hasta la edad media cuando, tras el descubrimiento de América, se difundió la caña de azúcar y la remolacha azucarera.
Pero durante los últimos años, ha habido un alarmante declive de las abejas a causa principalmente de varias enfermedades como pueden ser el virus Nosema Ceranae o la Varroa, y también a causa de la utilización de pesticidas y insecticidas de forma incontrolada.